que cuando volteé a verte, vi a un total desconocido
que pensé que me amaba, pero sólo me deseaba,
que pensé que se moría por mí, pero sólo vivía de mi
de mis sueños, de mis alegrías, de mi alma.
¿Qué nos pasó que cuando me dijiste “te amo”
sentí la frialdad chorreando por mi espalda,
y la rabia agolpándose en mi rostro sin risa?
¿Qué nos pasó tras la puerta gastada de la habitación?
¿Cuándo se acabaron las ganas de sentirte cerca?
de pintar en mis labios un “te necesito” un “te amo”
para dar paso, ahora, a una mueca indiferente…a un adiós…