tus palabras, tus gestos, tu desesperación me lo decía a gritos,
tus maletas en la puerta eran el punto final de esta historia,
y con ella el final de una vida demasiado unida a la tuya.
Hoy sentí que te marchabas para siempre,
el cansancio en tu mirada y la desesperación en la mía
fue el plato fuerte de aquella tarde marcada por el desamor,
sentí que te ibas escapando, y que mis brazos perdían fuerza,
que retenían tu cuerpo, mas no tu resolución de partir de mi lado.
Hoy sentí que te marchabas para siempre,
y mientras mis lágrimas corrían, mi mente una y otra vez pensaba
en la forma en cómo volver a fijar tu mirada en la mía,
pero tú ya sabias mi estrategia, ya me conocías y te conocías.
Hoy sentí que te marchabas para siempre,
pero en un descuido tuyo, mis ojos se clavaron en los tuyos,
y fue fácil después plegar mis labios aprisionándote sin remedio,
y apretándote contra mí, me embebí todas tus dudas y tu confusión.
Hoy sentí que te marchabas para siempre,
pero, al final cerraste tras de ti la puerta y te refugiaste en mis caricias,
volvimos a soñar despiertos y a creer que este amor es invencible,
volvimos a mirarnos como antes, y a mezclarnos sin prejuicios.
Hoy casi te pierdo, pero esta escrito que aún me perteneces…
1 comentario:
Así es el amor, fuerte e intenso, y cuando se encuentra el verdadero, hay que luchar para no dejarlo ir de nuestro lado.
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