Hoy escuché tu voz,
no era la misma de siempre, pero era tu voz
varonil, grave y serena
y al escucharte mi corazón se estremeció
siempre logras eso en mi
Siempre lograr arrobar mis pensamientos
No sé si sabes el efecto que provocas
No sé si lo desconoces
Solo sé que escuchar tu voz me hace sentir bien
Hoy escuché tu voz
El hilo del teléfono no pudo apagar mi emoción
No aminoró las ondas de tus labios,
Tan cerca de los míos, pero a kilómetros de distancia
Hoy escuché tu voz
Hoy volvió aquel torrente de inquietudes
Aquella sensación de gracia
Aquella que experimente en su celda el penitente
cuando le otorgan el perdón de sus pecados.
Hoy escuché tu voz…Hoy volví a nacer.
1 comentario:
hermoso, Alondra... muy hermoso... lo triste es cuando la voz del otro no provoca ya este tipo de sentimientos... cordiales maullidos desde Madrid...
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